La Iglesia suele ser denominada como la “casa de Dios” y se conoce así a la agrupación de fieles que se unen por una misma fe para consagrar a Dios, por lo que se considera una sociedad jerarquizada y monárquica con carácter de permanencia. También se define como una institución religiosa organizada, institucionalizada y conformada por un grupo de miembros que tienen el mismo pensamiento respecto al mundo sagrado y sus relaciones con el mundo laico.
En la Iglesia hay una jerarquía, que simplemente se trata de una estructura de mando en la que los que ocupan el grado superior tienen el poder de controlar y regular los actos de los inferiores para un correcto funcionamiento.