Tener y cultivar la ilusión es uno de los motores de la existencia del ser humano y se define como la sensación o percepción errónea de un estímulo externo real, es decir, ese don que tienen las personas para creer en ciertas cosas que no ven, pero que ayudan a vivir. Hacerse ilusiones, ya sea en el presente o una posibilidad en el futuro, es una forma de sentir esperanza por algo que realmente no tiene fundamentos reales que lo sostengan.
Por lo tanto, la ilusión está vinculada a las emociones positivas, ya que repercute a la hora de sentirse bien, pleno, motivado, entusiasmado y lleno de energía y de fuerza, por lo que la disposición en la vida emocional también cambia.