Oír y escuchar son dos conceptos que tienen diferencias entre si, ya sea en la intención, en la conducta o en la disposición que tenga el individuo, por eso oír sucede siempre pero escuchar no porque para hacerlo es necesario que el individuo quiera. Entonces cualquiera puede oír sin escuchar ya que es capaz de no prestar interés pero no puede escuchar sin oír ya que para ello debe taponarse los oídos.
De todos modos hay que resaltar que durante toda la historia de la humanidad estas dos palabras se han empleado como sinónimos pero es importante utilizar la lengua con la mayor exactitud posible para manifestar lo que se desea de manera correcta.