El ser humano siempre tiene la necesidad de estar seguro sobre sí mismo y sobre lo que le rodea, ya que normalmente no quiere equivocarse porque si lo hace, sus planes fallan y eso le puede provocar un perjuicio espiritual y material. La mayoría de las veces la seguridad falla por la falta de conocimiento y, para intentar solucionarlo, el ser humano no tiene otra forma de hacerlo más que a través de la confianza y la fe.
Estos dos términos a veces se confunden, ya que tienen ciertas similitudes al referirse a creer en algo o alguien; sin embargo se usan en contextos completamente diferentes y no se pueden mezclar de forma indistinta.