Etimológicamente, motivación proviene del latín motivus, que significa “causa del movimiento”, mientras que la inspiración provine del latín in, que significa “hacia adentro”, y spirare, que equivale a “suspirar, respirar o aspirar” como estímulo involuntario. Como manifestaba Wayne Walter Dyer, psicólogo y escritor de libros de autoayuda: “La motivación es cuando te enganchas a una idea y la llevas adelante hasta su conclusión. La inspiración es cuando una idea te engancha a ti y te lleva hacia tu destino”.
Es importante que sepas que si la motivación no se comprende adecuadamente, en realidad, puede que se impida la inspiración, por lo que es importante saber cómo hay que usar ambas de forma estratégica para obtener ciertos beneficios.