Al ingerir cualquier alimento sólido los dientes mastican y trituran el alimento para digerirlo mejor y este proceso hace que se desprendan ciertos aromas que suben mediante la faringe para llegar a la nariz, además de que las papilas gustativas detecten el sabor. Es interesante saber que cada ser humano tiene alrededor de 10.000 papilas gustativas, las cuales detectan sabores, por ejemplo, dulce, salado, agrio y amargo.
La percepción del sabor se consigue gracias a dos sentidos específicamente, que son el gusto y el olfato, siendo este último el que capta el 80% aproximadamente, pudiendo hasta modificar el sabor del alimento ingerido.