Gracias a la Constitución de 1969, la nueva Congregación para las Causas de los Santos tuvo su propia estructura, pero en 1983 la Constitución apostólica Divinus Perfectionis Magister del Sumo Pontífice Juan Pablo II dio lugar a una reforma total en el método de las causas de canonización. También tuvo lugar la reestructuración de la Congregación con el objetivo final de cuidar la preparación de los siervos de Dios, quienes ofrecen voluntaria y libremente su vida por los demás protegiendo hasta la muerte.
El responsable de todo esto son los departamentos u organismos especializados de la Curia Romana, quienes se detienen a escuchar testimonios sobre algún milagro, martirio y virtud heroica y proponen algunas personas como modelos de santidad, dando paso a las beatificaciones y las canonizaciones.